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Derechas e izquierdas, un dilema natural.
09-11-2025
Por: Mirbel Epiquién
Tengo un amigo cuya familia en su gran mayoría se consideran de izquierda, salvo él que es abiertamente de derechas, esto le ha generado conflictos con sus hermanos, sobre todo en cada elección presidencial. Todos tenemos hermanos, compañeros de trabajo, amigos, vecinos que comparten las mismas condiciones laborales o de vida, tienen las mismas necesidades o comparten las mismas amenazas, pero al mismo tiempo tienen una lectura diferente de la realidad, tanto en las causas como en las posibles soluciones ¿por qué las ideas políticas son diferentes en cada persona, a pesar de que compartan la misma realidad?, es una pregunta que se ha querido resolver desde el campo de las ciencias sociales pero al parecer la respuesta está más cerca a nuestra biología.
John Hibbing es un Doctor en psicología política en la Universidad de Nebraska y es pionero en los estudios sobre las relaciones entre las orientaciones políticas y las características biológicas. Él y sus colegas publicaron el año 2008 en la Revista Science, un artículo que evidencia que las variaciones en las actitudes políticas se correlacionan con rasgos fisiológicos. En un grupo de 46 participantes adultos con fuertes convicciones políticas, se observó que aquellos con una sensibilidad física significativamente menor a los ruidos repentinos e imágenes visuales amenazantes mostraban mayor predisposición a apoyar la ayuda exterior, políticas migratorias liberales, el pacifismo y el control de armas. Por otro lado, quienes mostraron reacciones fisiológicas significativamente mayores ante esos mismos estímulos se inclinaban más por el gasto en defensa, la pena de muerte, el patriotismo y la intervención militar. Así, el grado de respuesta fisiológica ante las amenazas parece indicar la forma en que los individuos defienden políticas que protegen la estructura social frente a lo que ellos consideran amenazas externas o internas.
En esa misma línea, Jonathan Haidt, psicólogo social de la Universidad de Nueva York, en su interesante libro “la mente de los justos”, explora el por qué las personas pueden llegar a estar tan profundamente divididas en temas morales, políticos y religiosos. Su tesis principal es que la moral no surge solo de la razón, sino sobre todo de las intuiciones emocionales, es decir de su forma de reaccionar frente a los estímulos externos. Haidt dice por ejemplo que aquellos que tienen ideas liberales o progresistas (las izquierdas) valoran más la protección a los más vulnerables (cuidado), el rechazo al control (libertad) y la igualdad (justicia), en cambio los que tienen ideas conservadoras (las derechas), valoran más la cohesión del grupo (lealtad), el respeto al orden y la jerarquía (autoridad) y la pureza moral (santidad). Sin embargo, estos valores no aparecen de la nada, nacen de intuiciones automáticas y emocionales; la razón llega después, solo para justificarlas.
La gran pregunta será entonces ¿qué porcentaje de la población peruana tiene, de forma natural, ideas de izquierda o de derecha?, de acuerdo con un estudio hecho a principios de este año 2025 por el diario El Comercio, 28% de peruanos asegura sentirse identificado con una postura más de derecha; mientras apenas un 11% dice simpatizar con la izquierda. Además, hay un 33% que indica no identificarse con ninguna de ellas o se ubica en el centro (24%), es decir, teniendo en cuenta los criterios biológicos señalados, hay un 57% que en realidad no estaría revelando abiertamente sus emociones. En la misma encuesta, los que se identifican con la derecha tienen marcada incidencia en Lima y Callao (35%), seguido del oriente (28%), el norte (26%) y el sur (20%), mientras quienes comulgan con la izquierda lo hacen al sur del país (16%), seguido por el centro (12%) y el oriente y norte en la misma medida (11%). Los que no se identifican con ninguna ideología está mayoritariamente en el centro del país (40%).
La lectura de la encuesta nos permite hacer algunas conclusiones interesantes; lo primero es que hay un 57% de la población a la espera de estímulos, positivos o negativos, que inteligentemente manejados permitirá inclinar la balanza hacia una ideología u otra, la justicia (izquierdas) y el orden (derechas) serán mensajes clave para revelar esas emociones escondidas. La segunda conclusión es que lejos de creer que el sur es de izquierdas (16%) y el norte de derechas (28%), mas bien se trata de bienestar y oportunidades; cuando una población se siente amenazada (pobreza, delincuencia, desempleo, inseguridad, etc.) tendrá respuestas ideológicas orientadas hacia los cambios (izquierdas) o hacia el mantenimiento de un statu quo (derechas), solo basta ver a Lima y Callao (35% que se autodefine de derecha) para entender cómo funciona este fenómeno. La tercera conclusión, y quizás la más importante, es que ser de derecha o de izquierda no nos convierte en enemigos, nos debería complementar en vez de separar. Deberíamos tener la capacidad de identificar los grandes desafíos nacionales para priorizarlas y abordarlas a través de políticas de izquierda o derecha, lástima que eso implica dejar por un rato nuestras emociones y darle pase a la razón, algo complicado en estos tiempos porque nos invita a pensar en el bien común, pensar finalmente en un lugar llamado Perú.
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