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Keikismo contra Porkismo. Una confrontación de aliados.
10-11-2025
Por: Rudecindo Vega Carreazo.
El proceso electoral será escenario de múltiples polarizaciones y confrontaciones; todos contra todos, adversarios contra adversarios, aliados contra aliados. Muchos, más que ganar, querrán extinguir al contrario. No será una competencia sana, donde gana el mejor, se proyecta una de destrucción de rivales, donde gana el o la peor. Estarán las tradicionales confrontaciones entre izquierdas y derechas que no ayudan nada, los acostumbrados enfrentamientos de desprecio cultural, etnocentrismo y racismo entre acomplejados que se ven “blancos” sin serlo y los serranos y cholos del Perú profundo y no tan profundo; estará la histórica confrontación de Lima contra las provincias, sobre todo, del sur del país; se añadirán otras, más que nuevas, abiertamente aceptadas, entre grupos de poder incluídas sus mafias criminales. Tendremos confrontaciones, “a muerte”, incluso, dentro de un mismo espectro político. La genética división y confrontación de las izquierdas hoy será transversal, más notoria en la derecha y avivada en el centro. La variada confrontación diestra, ha roto fuegos, los reflectores están centrados en el enfrentamiento entre Keiko y porky, keikismo versus porkismo. El Perú no está ni estará, digan lo que digan, en su interés prioritario.
El Keikismo es el fujimorismo empeorado, no mejorado; es el mismo fujimorismo autoritario que ha destruido, en la última década, desde el congreso, “los logros” económicos de su fundador Alberto. Además de mantener viva su vocación dictatorial, desprecio por los derechos humanos, ha destruido los pilares del “milagro económico” peruano. Hasta la constitución fujimorista de 1993 la ha convertido, con tanto cambio, en un mamarracho institucional. El fujimorismo de Keiko es destrucción democrática, acompañada de mercantilismo corrupto que desprecia el desarrollo económico nacional en beneficio de intereses económicos de grupos de poder formales y criminales. El keikismo es el aparato político más estructurado y con líderes nacionales, regionales y locales en el país. No es mayoritario, es la minoría que, perdiendo las elecciones, gobierna el Perú. Keiko es la política más exitosa en los últimos 20 años, ha credo un partido, que le permite gobernar, desde el congreso, perdiendo elecciones. Cada campaña, es su negocio, “emprendimiento”, “hace caja”, logra una “bankada” parlamentaria, que convierte en maquinaria de articulación de aliados o chaira extorsiva para gobernar. Papá Fujimori gobernaba ganando elecciones desde el ejecutivo, su heredera, gobierna perdiendo elecciones presidenciales desde el congreso. El Keikismo es el representante de los grupos de poder económico legales y formales, hoy también, de los informales y criminales. El Keikismo, un fujimorismo empeorado, entra al proceso electoral con la virulencia de siempre, ahora va acompañado de aliados criminales sumados en su gobierno con Dina y Jerí.
El Porkismo es aliado gubernamental del keikismo, conjuntamente con otros perdedores de las elecciones del 2021, han sido gobierno con Dina y son gobierno con Jerí. El porkismo es mercantilismo conservador autoritario, nada liberal ni democrático; es un “castañedismo empeorado”, mantiene las malas prácticas de Solidaridad Nacional sin la capacidad gestora de su fundador. El mudo que “roba y hace obras” fue reemplazado por un “locuaz disfémico”, endeudador municipal sin obras. El porkismo, autoproclamado defensor de la vida y familia, puede pedir muerte para sus adversarios o “cargarse” a sus críticos incómodos; auspicia grupos de agresión pública a quienes cuestionan sus acciones. El Porkismo de Renovación Popular es solo cambio de nombre y color del “castañedismo empeorado” de Solidaridad Nacional. Está construyendo una estructura nacional con líderes regionales y locales jalados de otros partidos y movimientos o con aliados cuya garantía de lealtad durará lo que duren las elecciones. Tiene un grupo sólido, obsecuente, ultramontano, dispuesto a “inmolarse”, pero nada comparable al fujimorismo de Keiko.
Keiko esperó “su liberación” por el Tribunal Constitucional para lanzar su candidatura presidencial. A tres días de la resolución del TC, lanzó su candidatura y plancha presidencial en Trujillo. Ella no ha sido absuelta, ni menos declarada inocente, el TC la ha sacado de sus procesos penales por una puerta falsa. Su inmediato lanzamiento busca recuperar el espacio que le quitaba porky mientras ella no estaba en campaña. En su cuarta candidatura presidencial, al único que criticó, fue a Porky; éste, para variar, piso el palito, la llamó “vaga”, “perdedora” y que no se quedará pasivo “porque manco no es”. No tengo dudas que el keikismo recuperará su espació cada vez más reducido. Tampoco tengo dudas que el porkismo disminuido se endurecerá más en su interna. Tendremos un enfrentamiento, en el mismo espacio político de la derecha, a lo bruto, a lo achorado.
Ese enfrentamiento entre keikismo y porkismo eclipsará, en la derecha, otras candidaturas menores que promueven un discurso, propuesta y confrontación similar, si no son capaces de construir algo propio y diferente. Candidaturas como las de Phillip Butters y Carlos Álvarez, que se aferran a ese espacio político, corren el riesgo de no crecer y despegar para mostrarse como los “outsideres” de la derecha. Otras candidaturas de derecha, articuladas en la mafia que gobierna desde el congreso, al no tener candidatos convocantes o propios, como Keiko y Porky, cargarán el desprecio ciudadano por haber provocado la destrucción nacional de los últimos años, ahí están, APP de Acuña, AP y sus “niños”, Podemos de Pepe Luna, Somos Perú de Jerí; a ellos se sumarán los partidos tradicionales reinscritos como el APRA y un escondido PPC en una alianza. La “derecha nueva”, ilustrada, liberal, no achorada, representada en Libertad Popular con Rafael Belaúnde y Sí Creo con Carlos Espá, deberá bregar contra varios retos: enfrentarse a la DBA que ha canibalizado su espacio político, construir una propuesta de progreso nacional tan ajena a su historia, procurar un espacio popular cooptado por el keikismo y porkismo y sacudirse de la imagen de ser eternos candidatos de los grupos de poder económico sin ninguna visión nacional. Ese enfrentamiento también tendrá impacto en la reducida izquierda y el confuso centro despoblado de los cuales escribiremos pronto.
Keikismo y Porkismo, saben que, incluso juntos, son una minoría entre otras minorías, también saben que el ganador, quien sea, tendrá escasa representatividad ciudadana y una naciente ilegitimidad gubernamental. Pero han aprendido, demostrado y disfrutado, que aún perdiendo las elecciones presidenciales, pueden gobernar desde el congreso. Quizá Porky, postula también al parlamento, para desde ahí, vacar o renunciar al futuro presidente ganador de las elecciones. Seguro Keiko, sin trabajar en el congreso, querrá seguir gobernando desde la sombra, con una bankada afiatada y doblegada a su liderazgo. El enfrentamiento entre keikismo y porkismo, disfrazado de contienda presidencial, es por ganar y tener mayor representación en el congreso y, desde el, seguir gobernando. El pleito electoral, será solo eso, electoral, pasadas las elecciones volverán a aliarse, mafiosamente, en el congreso y gobierno, para seguir gobernando. Siempre que los peruanos lo permitamos.
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